Nací en Casillas de Coria, envuelto en lagrimas de pureza un 22 de Febrero de 1.949, de donde tuve que emigrar al País Vasco en el año 1.963, junto con mis Padres y Hermanos, ya que por aquel entonces la necesidad era obligada. Fue el año que mataron al presidente Kennedy. Pero 3 años antes, tuve que dejar la escuela para ponerme a trabajar y ayudar a la economía de la casa, que no era muy boyante, y había que trabajar arrancando jaras para los señores de antes, ya que si querías comer no había más remedio que doblar la rabadilla. Yo, que fui mal estudiante y pocas oportunidades que nos dio la vida, aquí me encuentro sin estudios académicos. Pero no son menos importante los estudios que me ha enseñado la vida, por ejemplo junto a mis Padres, que me enseñaron a ser persona y a tener dignidad, y caminar y hacer que caminen los demás, porque esa es mi visión de la vida, a través de los pueblos de su gente sencilla, de su belleza, rebuscando en los entresijos de la propia vivencia de la vida. Esta es mi poesía que me sale de mi adentro, como se dice en el argot flamenco, me sale de lo más jondo, y expresamos al dolor y la fatiga y a las penurias que hemos “pasao”, porque no nos olvidemos de donde venimos, del arado de la trilla del yunque y la fragua. Y como suelo decir yo: Soy amigo del viento, entre dos aguas me crié, soy de Casillas de Coria, de un rincón extremeño, por si ustedes lo quieren saber.



jueves, 30 de octubre de 2008

YO ME VINE DE LA CIUDAD

JOSÉ MERCÉ-Y MORAITO
Foto-de Pedro Utrera-
Yo me vine de la ciudad
porque no veía a las estrellas,
yo me vine de la ciudad,
a las mil y una noche de Hervás.
Homenaje a Curro,
que en gloria este,
Hijo de José Mercé.
Quise seguir a una estrella,
por el cielo del infinito,
quise seguir a una estrella,
de pronto me di cuenta,
que la única estrella que buscaba,
era la estrella de mi hijo curro.
No me tires de las cadenas,
me decía a mi un es presidiario,
no me tires de las cadenas,
que mi libertad termina,
y allí empieza mi calvario.
A muerto Currito el Sordera,
hijo de José Mercé,
a muerto Currito el Sordera,
hijo de mi misma sangre,
jamas pude comprender,
que siendo tan chiquitito,
Dios se lo llevara primero de el.
Poemas de-
Pedro Utrera.