Extremadura
la más grande y la más hermosa,
que nadie ofenda a mi Extremadura,
porque se las vera con migo
en un vendaval de ruiseñores.
Extremadura!
bella como ninguna,
de norte al sur de Extremadura,
tierra de conquistadores.
Extremadura!
humilde surco y besana,
como su gente curtida y aceitunada,
nada se nos puede reprochar,
que somos sensible a la mezquindad
de ciertos energúmenos que nos infaman.
Extremadura!
bendita tierra a la amanecer,
y en los atardeceres
fuego en el cielo,
con su ventana abierta,
para dar cobijo al viajero.
Extremadura!
llena de virtudes y emociones,
señorial de bellos rincones,
por donde paso Unamuno,
y la inmortalizo en mágica de mil colores.
Extremadura!
siempre te miro de frente,
y cuando te ofenden,
siempre reuso a la pelea
para mirarte de frente.
Extremadura!
entre dos mares de verde luna,
donde yo te vi por vez primera,
a las claritas del día,
en las noches de quimera
y a la luz del candil,
los postigos azuzaban,
yo sentado en la lumbre,
con cabrillas en las patas.
Poema de
Pedro Utrera.