Mi Madre
Pedro Utrera.
ELLA ERA MI MUSA
Desde su lecho y como dos enamorados,
ella apretó mis manos
y susurrando me al oído exclamaba,
son horas robadas
que al final del crepúsculo de la vida,
todo lo que no seda,
se pierde y se acaba.
Me preguntaba yo,
si estaré preparado,
para cuando ella muera,
que inspiración me espera,
será sepulcral,
o será de inspiración belleza.
Me recuerdo de aquel atardecer,
de su amor y su viveza,
de cómo la tarde buscaba a las estrellas,
que será de mi, el día que ella muera.
Camino aflíjido,
porque me embarga una pena,
mis niños corretean y juegan,
que ellos no seden cuenta,
de mi llanto y mi pena.
Me perdí por un lugar inmenso,
de llanuras y horizontes,
por caminos insinuosos de angosta,
a ritmo de fragancia con las flores,
donde el sol de la tarde caía,
en presencia de los canchos de Ramiro,
yo contemplaba los silencios y las soledades,
y el inmenso caudal,
con sus farallones me pretendían.
Como una Diosa,
el cielo se la llevo,
para luego irme yo,
ella era mi musa,
y mi fuente de inspiración.
Poema de
Pedro Utrera.
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