Estoy soñando despierto
porque dormido lo estoy viviendo,
recuerdas aquellas primaveras
de aleluya en nuestro pueblo,
de aquellos calcetines blancos,
de aquella camisa verde,
de aquel pantalón de pana negro,
que hacia juego,
a la bandera de nuestro pueblo.
¡Que feliz era mi madre!
Ver a sus hijos felices como nadie,
hoguera de sarmiento,
que junto con la aurora;
el gentío va diciendo,
quítale ese manto negro,
a la virgen soberana,
que el niño Jesús,
viene a su encuentro.
Pero no me llores madre mía,
que tus lágrimas son las mías,
pués recita conmigo esta poesía
que la llevo en el alma mía.
¡Oh madrecita mía!
nací de tus entrañas
envuelto en sangre y piedra,
hoy se diluye todo el bálsamo
porque no hay consuelo para ella.
¡Oh Virgencita mía!,
bendice esta madre mía,
que cada instante que pasa,
la quiero más que a mi vía.
Que valga esta poesía mía,
para todas las madres,
de la patria mía.
porque dormido lo estoy viviendo,
recuerdas aquellas primaveras
de aleluya en nuestro pueblo,
de aquellos calcetines blancos,
de aquella camisa verde,
de aquel pantalón de pana negro,
que hacia juego,
a la bandera de nuestro pueblo.
¡Que feliz era mi madre!
Ver a sus hijos felices como nadie,
hoguera de sarmiento,
que junto con la aurora;
el gentío va diciendo,
quítale ese manto negro,
a la virgen soberana,
que el niño Jesús,
viene a su encuentro.
Pero no me llores madre mía,
que tus lágrimas son las mías,
pués recita conmigo esta poesía
que la llevo en el alma mía.
¡Oh madrecita mía!
nací de tus entrañas
envuelto en sangre y piedra,
hoy se diluye todo el bálsamo
porque no hay consuelo para ella.
¡Oh Virgencita mía!,
bendice esta madre mía,
que cada instante que pasa,
la quiero más que a mi vía.
Que valga esta poesía mía,
para todas las madres,
de la patria mía.
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