Desde tu ventana a la mía,
yo de ti me he enamorado,
sin conocerte vida mía,
prefiero seguir soñando.
Tu fuiste para mi,
como la brisa de la mañana,
que me trae el aire fresco,
que entra por mi ventana.
Me tiraste una flor,
cuando fuiste coronada,
tan grande fue tu amor,
que yo sin ti, no fui nada.
A dudas penas pude coger tu flor,
que tu a mi me lanzabas,
la gente ajena a nuestro amor,
sin darse cuenta me zarandeaba,
pero yo cogí tu flor,
y me embriague de tu fragancia.
Me seguías con la mirada,
cabizbajo yo balbuceaba,
que debo hacer amor mío,
si tu fuiste coronada,
Tenia miedo a tu hermosura,
tenia miedo a enfrentarme a ti,
me quede varado a la orilla,
y el silencio se hizo eco de mi.
Añil los campos con la primavera,
resuenan los yunques,
al compás de una gramola,
hasta los caños de la fuente lloran,
cuando te vieron partir,
con el roció de la Aurora.
yo de ti me he enamorado,
sin conocerte vida mía,
prefiero seguir soñando.
Tu fuiste para mi,
como la brisa de la mañana,
que me trae el aire fresco,
que entra por mi ventana.
Me tiraste una flor,
cuando fuiste coronada,
tan grande fue tu amor,
que yo sin ti, no fui nada.
A dudas penas pude coger tu flor,
que tu a mi me lanzabas,
la gente ajena a nuestro amor,
sin darse cuenta me zarandeaba,
pero yo cogí tu flor,
y me embriague de tu fragancia.
Me seguías con la mirada,
cabizbajo yo balbuceaba,
que debo hacer amor mío,
si tu fuiste coronada,
Tenia miedo a tu hermosura,
tenia miedo a enfrentarme a ti,
me quede varado a la orilla,
y el silencio se hizo eco de mi.
Añil los campos con la primavera,
resuenan los yunques,
al compás de una gramola,
hasta los caños de la fuente lloran,
cuando te vieron partir,
con el roció de la Aurora.
Poema de
Pedro Utrera.
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