Nací en Casillas de Coria, envuelto en lagrimas de pureza un 22 de Febrero de 1.949, de donde tuve que emigrar al País Vasco en el año 1.963, junto con mis Padres y Hermanos, ya que por aquel entonces la necesidad era obligada. Fue el año que mataron al presidente Kennedy. Pero 3 años antes, tuve que dejar la escuela para ponerme a trabajar y ayudar a la economía de la casa, que no era muy boyante, y había que trabajar arrancando jaras para los señores de antes, ya que si querías comer no había más remedio que doblar la rabadilla. Yo, que fui mal estudiante y pocas oportunidades que nos dio la vida, aquí me encuentro sin estudios académicos. Pero no son menos importante los estudios que me ha enseñado la vida, por ejemplo junto a mis Padres, que me enseñaron a ser persona y a tener dignidad, y caminar y hacer que caminen los demás, porque esa es mi visión de la vida, a través de los pueblos de su gente sencilla, de su belleza, rebuscando en los entresijos de la propia vivencia de la vida. Esta es mi poesía que me sale de mi adentro, como se dice en el argot flamenco, me sale de lo más jondo, y expresamos al dolor y la fatiga y a las penurias que hemos “pasao”, porque no nos olvidemos de donde venimos, del arado de la trilla del yunque y la fragua. Y como suelo decir yo: Soy amigo del viento, entre dos aguas me crié, soy de Casillas de Coria, de un rincón extremeño, por si ustedes lo quieren saber.



viernes, 20 de noviembre de 2009

UN NIÑO SE PARO

UN NIÑO SE PARO

Foto de Pedro Utrera

Escultura de Gila


Frente aquella estatua,
un niño se paro,
aquel niño era su hijo,
que con mucho amor y cariño,
ella un día le amamanto.


Hijo!
No presumas de orgulloso,
ni de tener tanto dinero,
que torres más altas he visto yo,
y se han venido al suelo.


Madre!
Ni somos lo que fuimos,
ni aparentamos lo que somos,
mucho pésame Señor,
y si te he visto no me acuerdo.


Estatua!
Tu imagen roza la perfección,
que un día el escultor te tallo,
nos diste tanto amor y cariño,
que hoy te apartamos en un rincón.


Madre!
Si yo muero,
que en mi balcón
aniden amores nuevos,
para que mi amada y Gran Señora,
siga siendo el referente,
que pario Madre en el mundo entero.


Poemas de-
Pedro Utrera.