Nací en Casillas de Coria, envuelto en lagrimas de pureza un 22 de Febrero de 1.949, de donde tuve que emigrar al País Vasco en el año 1.963, junto con mis Padres y Hermanos, ya que por aquel entonces la necesidad era obligada. Fue el año que mataron al presidente Kennedy. Pero 3 años antes, tuve que dejar la escuela para ponerme a trabajar y ayudar a la economía de la casa, que no era muy boyante, y había que trabajar arrancando jaras para los señores de antes, ya que si querías comer no había más remedio que doblar la rabadilla. Yo, que fui mal estudiante y pocas oportunidades que nos dio la vida, aquí me encuentro sin estudios académicos. Pero no son menos importante los estudios que me ha enseñado la vida, por ejemplo junto a mis Padres, que me enseñaron a ser persona y a tener dignidad, y caminar y hacer que caminen los demás, porque esa es mi visión de la vida, a través de los pueblos de su gente sencilla, de su belleza, rebuscando en los entresijos de la propia vivencia de la vida. Esta es mi poesía que me sale de mi adentro, como se dice en el argot flamenco, me sale de lo más jondo, y expresamos al dolor y la fatiga y a las penurias que hemos “pasao”, porque no nos olvidemos de donde venimos, del arado de la trilla del yunque y la fragua. Y como suelo decir yo: Soy amigo del viento, entre dos aguas me crié, soy de Casillas de Coria, de un rincón extremeño, por si ustedes lo quieren saber.



viernes, 8 de abril de 2011

NO PODEMOS MIRAR HACIA OTRO LADO

Niño Medi- Bulevar de la alamedaFoto de -Pedro Utrera -Hervás





Recital poético -de Pedro Utrera

cine juventud de Hervás.



La postura de algunos poderes fásticos

es incompresible e inaceptable.

Que un País dictatorial como Marruecos,

intente cobrarse la ayuda de tiempos pasados

a tan alto precio,

y una minoría acectarlo o mirar hacia otro lado,

es ponerse a su misma altura.

O quizás tengamos que pedirles a los poderosos,

una dosis de humildad colectiva,

según la resulución de Naciones Unidas,

nunca fue territorio de Marruecos.

Espero que no pase como la perpetuidad de Palestina,

y tengamos que asumir daños colaterales,

de lagrimas negras.



CASI AL FINAL DEL ABISMO



Desde que tubo uso de razón,

siempre estuvo en el abismo,

el abismo miraba en su interior,

y en la fatalidad del abismo,

Dios le pedia perdón.



Si tu mi Dios que lo puedes todo,

no consientas una tragedia mayor,

en un desierto de olas onduladas,

ya que el ser humano,

con su ambición y su locura,

pude convertilo,

en un mar de sangre y fuego.



Texto de Pedro Utrera.

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